sábado, julio 30, 2011
one ѕнooт; αѕєѕιиσ đє мι ρяσρια єѕρσѕα
Por fin había llegado el día en que tanto esperaba… el día en que le anunciaría a mi familia que me casaría con mi muñeca Miley, hace una semana ella me había robado mi virginidad, como yo se la robe a ella… ese día le pedí a miley, que fuera mi esposa… ella respondió besándome y diciendo que si muchas veces…
Saque de mi bolsillo de mi pantalón las llaves de mi auto… la introduje en el pestillo de la puerta de mi coche, cuando siento que cierro los ojos y me caigo desplomado al suelo…
Desperté agitado y desesperado… Grite varias veces pero al parecer nadie me oía…
Mis ojos me dolieron cuando sentí un foco de luz directo en mi rostro y detrás de una puerta a pareció un hombre y detrás de el como 10 hombres más… dos de ellos traían a una mujer, y otros dos a otra… me iba a mover, mis muñecas me dolieron mi atención fue a dar en mis muñecas amarradas en mi espalda estaba amarrado de pies y manos… y no sabia por que…
- ¿Quiénes son ustedes? –fue lo primero que se me vino a la mente-
- Cállate, Jonas… aquí los que hablamos somos nosotros no tu…
El tipo de acerco a una de esas mujeres el cual no pude verles el rostros, debido a que ambas tenían la cabeza tapada…
- este juego es fácil… tu solo tienes que escoger… -el tipo se fue hacia el lado izquierdo y tomo a una mujer por los hombros- esta de aquí… es tu madre… -sonrió- y la de acá –dijo hiendo hacia el lado derecho- es tu querida futura esposa.
- ¿Qué? –pregunte desesperado… - déjalas…
- ¡Yo soy el que da las órdenes!
- ¿Qué mi*er*da quieres? ¡¿Quién eres?!
- Elige, a una de las dos… a a la mujer que te dio la vida, o a la mujer que le dará la vida a TUS hijos… responde… tienes 5 minutos para pensarlo.
- ¡¿de que me estas hablando?!
- ¡Solo elije a una!
- ¿Qué le pasara a la otra?
- ¡Se morirá!... elige en 5 minutos o ambas morirán…
No esto no podía estar pasándome… no justo ahora no!
- corazón, elige a Miley, yo ya hice mi vida, tuve hijos en cambio ¡ella no! –me dijo mi madre desesperada-
- no puedo… -dije en susurro-
elige… -me exigió el hombre este, me desato de los pies y de las manos… pero dos hombres me perseguían-
Quede en medio de las dos… amaba estas mujeres como **** elegiría una de ellas!
- corazón quédate con _Miley_...
Miley solo lloraba…
Me acerque a ella y me susurro…
- es tu madre Nick, tu familia, colócala primero que todas las demás personas…
- tu no eres una del montón y lo sabes muy bien… te amo, no estoy seguro de dejarte ir…
- Hazlo Nick…
Me acerque a su oído y le dije…
- Lo siento…
Retrocedí…
- ¿entonces?... ¿Cuál?
Apunté a mi madre…
- vamos preciosura… jamás le creas a un Jonas…
- ¿Qué? No hijo, ¡NO! ¡Entrégame a mí!
- No mamá… ya lo hice…
Dos Días después…
- ¿por qué no me entregaste a mi hijo?
- ¡¿por qué ***** te quieres entregar tanto?¡ -dije alterado… desde ese maldito día siempre me repetía lo mismo, ¿por qué mejor no me lo agrádese?
- PORQUE YO NO ESTABA EMBARAZADA! Porque yo no tenia un hijo tuyo dentro de mi ¡POR ESO!... por eso nunca quise que mataran a Miley... porque mataste a Miley y a tu hijo…!
Quede en shock… no podía ser verdad lo que me acababa de decir mi mamá… no ¡no podía…¡
Joder, había matado a mi propio hijo!... tenía que verla…
Me pare y fui hasta mi habitación y marque el número del muy infeliz… estaba marcando cuando escuché unos gritos dentro del teléfono…
- ¿diga?...
- Quiero a Miley...
- ¿Quién habla?
- Nicholas Jonas, tienes a Miley aun?
- Si… pero
- entrégamela… por favor…
- esta muerta… la tengo aquí y hoy se la llevan a la morgue….
- ¿Qué tu no tienes sentimientos?
- Discúlpame… yo no sabia que era importante para ti… hasta que perdió el bebe…
- Y tu crees que con tu diculpa me la traera de vuelta?
- Lo siento de verdad…
Tire mi celular al suelo lo más fuerte que pude… mi vida era un asco… me odiaba a mi mismo… estaba llorando y por Miley porque aun la amaba y nadie nunca jamás me arrebataría el amor que siempre le tuve… me sentía culpable… me sentía una basura…
5 meses después…
Aquí estoy de nuevo sufriendo… mi madre murió en un accidente automovilístico… Dios porque me has arrevatado a las mujeres que más amaba en esta vida? Porque!!
No tenía a mi madre. Y aun me culpaba por haber sido el asesino de mi propia esposa…. FIN! *-*
La ɴueva enτreɴadora. [Oɴe sнooτ]
#3Fin!
El resto de sus clases, Nick no pudo concentrarse. Había olvidado por completo sus frustraciones presentes en su primera clase para sustituirlas por una mayor. Esa mujer lo intranquilizaba más de lo que debería, incluso le había sacado de su cabeza a Rebeca para tomar su lugar.
-Hola, querido – despertó de sus pensamientos. Parpadeo un par de veces antes de reconocer aquél rostro.
-Rebeca – sus músculos se tensaron de inmediato. Apretó sus puños intentando tranquilizar su ira.
-En persona – sonrió cínicamente y tomó un asiento de su mesa.
-Me largo de aquí – Nick se levantó dispuesto a marcharse de la cafetería, estaba demasiado molesto como para además soportar a esa bruja.
-Vamos, cariño – lo sujetó por la muñeca impidiéndole levantarse - ¿no estarás molesto por lo de Kevin? – él le lanzó una mirada asesina – Fue mucha su insistencia que sentí lástima por él, es todo. Yo te quiero a ti.
-Claro, es tan grande tu cariño que por eso decidiste romper conmigo.
-¿De qué hablas? Yo no rompí contigo, ¿por qué habría de hacerlo si eres todo un sueño? – hizo un ademán de besarlo, pero él la esquivó de inmediato – Vamos, Nick, hermoso.
-No, Rebeca. Entiéndelo.
-Nick – una tercera se agregó a aquella incómoda situación, Nick de inmediato llevo su mirada a la recién agregada y palideció al reconocerla.
-Miley - Nick sonrió. Rebeca tomó una pose defensiva, simplemente al ver la reacción de él supo que entre ellos había algo más.
-Esperaba que pudieras sentarte un momento en mi mesa – dijo no ocultando ese toque de seducción en sus palabras, hecho que enfureció a su ex novia.
-Claro – sonrió incorporándose de aquella mesa.
-Él está conmigo – intervino Rebeca.
-Niña, son asuntos importantes los que tiene que tratar, tú, ya serás después - Miley dijo sin ocultar su desprecio por aquella rubia.
-¡Nick!
-Adiós, Rebeca– le lanzó una sonrisa burlona y se fue tras aquella mujer que la rubia jamás había visto en su vida y que odió de inmediato.
-Siéntate - Miley le ordenó tras detenerse frente a una mesa vacía, él obedeció sin replicar - ¿Quién era ella?
-Rebeca, mi ex novia.
-¿La amas? - Miley centró su atención en la etiqueta de su jugo de arándanos, quizá contaba las calorías o quizá temía ver directamente a los ojos de su invitado.
-No – ella sintió un impulso por suspirar aliviada, pero se contuvo. Regresó su mirada a él.
-¿Te acosa?
-Se aburrió de mi mejor amigo, es todo.
-Es una zorra entonces – afirmó ante la divertida sonrisa de él.
-¿Por qué te interesa tanto?
-Simple curiosidad – se encogió de hombros - ¿Desayunaste ya? – desvió repentinamente el tema.
-Antes de salir de casa – asintió.
-Creo que mientes – dijo tras morder su emparedado – Cuando juegues en mi equipo quiero que te alimentes bien, ni creas que voy a permitir que te desmayes a la mitad de un entrenamiento por falta de energía.
-Ya verás que sí me alimento, en nuestra cita.
-¿Tan seguro estás de ganar?
-No pareces un gran reto.
-¿Y por qué supones que me asignaron el lugar de Owen? No fue precisamente por mi lindo rostro – Nick rió para sus adentros, conociendo al pervertido director seguro ese era el motivo.
-Ya lo veremos, faltan aún un par de horas.
-No pareces muy preocupado.
-No lo estoy.
-Excelente - Miley envolvió su emparedado, lo tomó junto a su jugo y se levantó – Hasta pronto, querido – se reclinó para darle un beso en su mejilla peligrosamente cerca de sus labios – ¡Ah! Hazme un favor y aléjate de esa mujerzuela – sin más se retiró.
-Hey, Nick – despertó de sus ensoñaciones, levantó su mirada implorando no fuese nuevamente Rebeca.
-Joe – sonrió.
-Esa tía está que muere por ti – se sentó - ¿cómo diablos le hiciste? Durante el resto del entrenamiento intenté conseguir algo con ella, pero ¡nada! Parecía más interesada por conseguir información de ti que por observarnos jugar.
-Vamos.
-¡En verdad! Nick Jonas, no sé qué demonios hiciste pero atrapaste a la tía repentinamente más deseada de la escuela.
-No planeo acostarme con alguien mayor – mintió.
-¡Imbécil! Es un año menor a tu viejo trasero.
-¿Qué?
-Sí, al parecer es una alumna de intercambio, pero demostró su talento en soccer y a falta de un equipo femenil, le asignaron ese puesto – Nick tenía ahora muchas cosas que pensar. Se despidió de su amigo y se marchó de ahí.
Tras un par de clases más, Nick se dirigió corriendo a su casillero para cambiar su vestimenta por su uniforme de soccer. Sentía las pulsaciones de su corazón incrementar considerablemente. Anheló volver a ver a esa diva que no se había separado ni por un instante de sus pensamientos.
Por una razón desconocida, casi toda la escuela se había enterado del enfrentamiento entre el mejor jugador de la escuela y la nueva entrenadora, y al momento de llegar al campo de juego encontró a una multitud ansiosa por verlos jugar. Maldijo para sus adentros y se preguntó si también los presentes sabían los posibles premios de aquel reto. Resopló y se encontró con Miley Brown ante las miradas de todos. De repente se tensó.
-¿Estás listo? – ella sonrió.
-Listo.
Sonó un silbato que marcó el inicio de aquél juego. Nick quedó perplejo ante la destreza de esa mujer, realmente no mentía al decirse buena en ese deporte, en realidad era excelente. El primer gol fue anotado por ella después de cinco minutos de juego. De inmediato, él la empató tras distraerla con una encantadora sonrisa. Claro que ella no quiso permitir ser manipulada nuevamente por los encantos de él y se concentró en el balón. Dos minutos después volvió a anotar ante la cada vez más eufórica concurrencia. El juego se prolongó siete minutos más y cayó un gol que los colocó nuevamente en un empate. Del siguiente gol dependerían las consecuencias. Miley resopló, comprendía ahora a la perfección el por qué el chico llevaba el título de capitán. En la atmósfera comenzó a reinar la angustia, transcurrieron tres, cinco, diez y quince minutos y nada ocurría. De repente el gol decisivo cayó. Todos tardaron más de diez segundos en reaccionar tras un pesado silencio. Celebraron. Nick observó acercarse a miley lentamente a él con los ojos fuera de sus orbitas.
-Serás capitán – ella le susurró en su oído – en el equipo, y… – hizo una pausa tras sonrojarse - en mi corazón – sin más lo tomó de su nuca y lo besó. Él la correspondió y supo que a partir de entonces jugaría por el resto de su vida para ella. Su nueva entrenadora.
Fiɴ
El resto de sus clases, Nick no pudo concentrarse. Había olvidado por completo sus frustraciones presentes en su primera clase para sustituirlas por una mayor. Esa mujer lo intranquilizaba más de lo que debería, incluso le había sacado de su cabeza a Rebeca para tomar su lugar.
-Hola, querido – despertó de sus pensamientos. Parpadeo un par de veces antes de reconocer aquél rostro.
-Rebeca – sus músculos se tensaron de inmediato. Apretó sus puños intentando tranquilizar su ira.
-En persona – sonrió cínicamente y tomó un asiento de su mesa.
-Me largo de aquí – Nick se levantó dispuesto a marcharse de la cafetería, estaba demasiado molesto como para además soportar a esa bruja.
-Vamos, cariño – lo sujetó por la muñeca impidiéndole levantarse - ¿no estarás molesto por lo de Kevin? – él le lanzó una mirada asesina – Fue mucha su insistencia que sentí lástima por él, es todo. Yo te quiero a ti.
-Claro, es tan grande tu cariño que por eso decidiste romper conmigo.
-¿De qué hablas? Yo no rompí contigo, ¿por qué habría de hacerlo si eres todo un sueño? – hizo un ademán de besarlo, pero él la esquivó de inmediato – Vamos, Nick, hermoso.
-No, Rebeca. Entiéndelo.
-Nick – una tercera se agregó a aquella incómoda situación, Nick de inmediato llevo su mirada a la recién agregada y palideció al reconocerla.
-Miley - Nick sonrió. Rebeca tomó una pose defensiva, simplemente al ver la reacción de él supo que entre ellos había algo más.
-Esperaba que pudieras sentarte un momento en mi mesa – dijo no ocultando ese toque de seducción en sus palabras, hecho que enfureció a su ex novia.
-Claro – sonrió incorporándose de aquella mesa.
-Él está conmigo – intervino Rebeca.
-Niña, son asuntos importantes los que tiene que tratar, tú, ya serás después - Miley dijo sin ocultar su desprecio por aquella rubia.
-¡Nick!
-Adiós, Rebeca– le lanzó una sonrisa burlona y se fue tras aquella mujer que la rubia jamás había visto en su vida y que odió de inmediato.
-Siéntate - Miley le ordenó tras detenerse frente a una mesa vacía, él obedeció sin replicar - ¿Quién era ella?
-Rebeca, mi ex novia.
-¿La amas? - Miley centró su atención en la etiqueta de su jugo de arándanos, quizá contaba las calorías o quizá temía ver directamente a los ojos de su invitado.
-No – ella sintió un impulso por suspirar aliviada, pero se contuvo. Regresó su mirada a él.
-¿Te acosa?
-Se aburrió de mi mejor amigo, es todo.
-Es una zorra entonces – afirmó ante la divertida sonrisa de él.
-¿Por qué te interesa tanto?
-Simple curiosidad – se encogió de hombros - ¿Desayunaste ya? – desvió repentinamente el tema.
-Antes de salir de casa – asintió.
-Creo que mientes – dijo tras morder su emparedado – Cuando juegues en mi equipo quiero que te alimentes bien, ni creas que voy a permitir que te desmayes a la mitad de un entrenamiento por falta de energía.
-Ya verás que sí me alimento, en nuestra cita.
-¿Tan seguro estás de ganar?
-No pareces un gran reto.
-¿Y por qué supones que me asignaron el lugar de Owen? No fue precisamente por mi lindo rostro – Nick rió para sus adentros, conociendo al pervertido director seguro ese era el motivo.
-Ya lo veremos, faltan aún un par de horas.
-No pareces muy preocupado.
-No lo estoy.
-Excelente - Miley envolvió su emparedado, lo tomó junto a su jugo y se levantó – Hasta pronto, querido – se reclinó para darle un beso en su mejilla peligrosamente cerca de sus labios – ¡Ah! Hazme un favor y aléjate de esa mujerzuela – sin más se retiró.
-Hey, Nick – despertó de sus ensoñaciones, levantó su mirada implorando no fuese nuevamente Rebeca.
-Joe – sonrió.
-Esa tía está que muere por ti – se sentó - ¿cómo diablos le hiciste? Durante el resto del entrenamiento intenté conseguir algo con ella, pero ¡nada! Parecía más interesada por conseguir información de ti que por observarnos jugar.
-Vamos.
-¡En verdad! Nick Jonas, no sé qué demonios hiciste pero atrapaste a la tía repentinamente más deseada de la escuela.
-No planeo acostarme con alguien mayor – mintió.
-¡Imbécil! Es un año menor a tu viejo trasero.
-¿Qué?
-Sí, al parecer es una alumna de intercambio, pero demostró su talento en soccer y a falta de un equipo femenil, le asignaron ese puesto – Nick tenía ahora muchas cosas que pensar. Se despidió de su amigo y se marchó de ahí.
Tras un par de clases más, Nick se dirigió corriendo a su casillero para cambiar su vestimenta por su uniforme de soccer. Sentía las pulsaciones de su corazón incrementar considerablemente. Anheló volver a ver a esa diva que no se había separado ni por un instante de sus pensamientos.
Por una razón desconocida, casi toda la escuela se había enterado del enfrentamiento entre el mejor jugador de la escuela y la nueva entrenadora, y al momento de llegar al campo de juego encontró a una multitud ansiosa por verlos jugar. Maldijo para sus adentros y se preguntó si también los presentes sabían los posibles premios de aquel reto. Resopló y se encontró con Miley Brown ante las miradas de todos. De repente se tensó.
-¿Estás listo? – ella sonrió.
-Listo.
Sonó un silbato que marcó el inicio de aquél juego. Nick quedó perplejo ante la destreza de esa mujer, realmente no mentía al decirse buena en ese deporte, en realidad era excelente. El primer gol fue anotado por ella después de cinco minutos de juego. De inmediato, él la empató tras distraerla con una encantadora sonrisa. Claro que ella no quiso permitir ser manipulada nuevamente por los encantos de él y se concentró en el balón. Dos minutos después volvió a anotar ante la cada vez más eufórica concurrencia. El juego se prolongó siete minutos más y cayó un gol que los colocó nuevamente en un empate. Del siguiente gol dependerían las consecuencias. Miley resopló, comprendía ahora a la perfección el por qué el chico llevaba el título de capitán. En la atmósfera comenzó a reinar la angustia, transcurrieron tres, cinco, diez y quince minutos y nada ocurría. De repente el gol decisivo cayó. Todos tardaron más de diez segundos en reaccionar tras un pesado silencio. Celebraron. Nick observó acercarse a miley lentamente a él con los ojos fuera de sus orbitas.
-Serás capitán – ella le susurró en su oído – en el equipo, y… – hizo una pausa tras sonrojarse - en mi corazón – sin más lo tomó de su nuca y lo besó. Él la correspondió y supo que a partir de entonces jugaría por el resto de su vida para ella. Su nueva entrenadora.
Fiɴ
La nueva enτrenadora. [One sнooτ]
#2
Subió el volumen del radio aunque no ponía mucha atención en la música, estaba más hundido en sus pensamientos, el día anterior no solamente había decidido encerrarse por la derrota de su equipo, era claro que había un motivo más: Rebeca, la mujer a la que había creído días atrás la mujer perfecta no solo estaba conforme con romper su relación, además había decidido meterse con su mejor amigo, Kevin. Los había visto besándose después del partido y eso había dolido peor que una estaca clavada directamente en su pecho. Kevin, su casi hermano, también había caído en las garras de esa sucia arpía. Resopló y aparcó su auto no lejos del campo de soccer. Bajó tras tomar su morral y se dirigió a su salón de clases, esta vez no le apetecía faltar a su primera clase del día, quizá el motivo era que ahí podía ver a su falsa ex novia.
Entró cuando el salón estaba casi en su totalidad, pero no logró ubicar a Rebeca, quizá estaba aún acostada en la cama de Kevin tras una larga noche de sexo. Se sentó en uno de los asientos del fondo y clavó su mirada en el suelo. Se sobresaltó al escuchar su móvil vibrar. Lo tomó entre sus manos y observó en la pantalla el nombre de otro de sus amigos, Joe. Seguramente le pediría lo excusase con el profesor por su retraso por nuevamente despertarse cinco minutos antes de que empezase la clase. Lo abrió sin mucho ánimo y leyó rápidamente su contenido. <<Nuevo entrenador>> decía seguido de una carita con expresión traviesa. ¡Genial! Lo que le faltaba para arruinar su día, el viejo Owen había sido despedido, se imaginó al nuevo y presuntuoso entrenador, un señor no mayor a cincuenta años con una actitud inepta que además disfrutaría al recalcar los defectos de cada jugador. Golpeó ligeramente su banca atrayendo momentáneamente la atención de unos cuantos de sus compañeros.
-Buenos días, señores y señoritas – entró su profesor de trigonometría con un maletín en mano y luciendo unas notorias ojeras como ya se acostumbraba en todos los profesores – Comencemos con la clase – dijo con una sonrisa fingida.
Nick desvió su atención de ahí de inmediato, no estaba de ánimo siquiera para seguir los confusos procedimientos del profesor que la mayoría de las veces se veía en la penosa obligación de corregir ante la molesta expresión del aburrido señor. Sí, a pesar de ser un alumno brillante y no precisamente por cumplir con todas sus tareas y trabajos, Nick odiaba la escuela, le resultaba patético que personas mayores a él fuesen corregidas por alguien de su edad y aún así creyesen tener todos los conocimientos del mundo en sus manos.
Sonó la chicharra indicando el término de su clase. Salió sin contratiempos tras tomar su morral del cual no había sacado ni un bolígrafo y se dirigió directo al campo de juego.
-¡Hey, Nick! – Joe estaba ya uniformado junto con varios chicos que calentaban, buscó con su mirada al entrenador pero no encontró nada – Hermano, tienes que ver a nuestro “nuevo entrenador” – le lanzó una sonrisa perversa tras estrechar su mano.
-¿Dónde está ese incompetente?
¿Incompetente? – rió – Nick, ya la quisieras probar en tu cama para ver su incompetencia – Nick frunció su entrecejo asqueado.
-¿De qué demonios hablas, Joe? ¿Dijiste “la”?
-Velo por ti mismo – señaló en dirección a unos escasos cien metros de ellos, Nick se paralizó.
-No es enserio.
-Compruébalo por ti mismo, se llama Miley Brown – le dio un suave golpe en su espalda y salió de ahí para continuar con su calentamiento.
Nick estaba perplejo ante lo que tenía frente a él, una diosa: cuerpo perfecto, cabello recogido en una coleta que caía en traviesos caireles hasta un poco más arriba de su cintura, facciones propias de un ángel, labios rosados que dibujaban una sonrisa con hoyuelos y unas piernas apenas cubiertas por un pequeño short que eran el mismísimo paraíso. Tragó con dificultad su propia saliva. Ella no era mayor a él, quizá tenía su misma edad, se preguntó cómo demonios había llegado a ese empleo.
Inconscientemente dirigió sus pasos directamente en su dirección. Cuando estuvo a escasos pasos de ella, ella posó su mirada en él, lo inspeccionó de arriba abajo.
-Nick Jonas – se presentó tras dibujar una torpe sonrisa en un pobre intento de seducirla.
-¿Dónde está tu uniforme? – ella dijo con su imponente voz, él sintió un escalofrío.
-En mi casillero – logró decir no sin un discreto tartamudeo, ¡joder! Esa mujer luciría perfecta con muy poca ropa y en su cama, maldijo usar jeans tan ajustados en esos momentos en los que no podía pensar en otra cosa más que en sus sugestivas curvas escondidas bajo esa camiseta.
-¿Vienes a entrenar sin uniforme? ¡Qué… brillante! – su tonó sarcástico extrañamente no le molestó.
-¿En verdad eres tú la nueva entrenadora?
-¿En verdad eres tú el capitán de este equipo? - ¡bien! Ella se mostraba a la defensiva, y eso le… encantaba. Sonrió - ¿Vas a estar ahí todo el día con esa sonrisa estúpida o me demostrarás que realmente mereces ese puesto? – él frunció su entrecejo y antes de poder decir nada ella desapareció de ahí para ir a corregir a un par de novatos recién incorporados al equipo.
Se sintió torpe ante ella, y es que ninguna mujer lo había humillado en un lapso tan corto como ese, frunció su entrecejo dispuesto a marcharse de ahí, no jugaría para ella y lo tenía muy claro, ella no se lo merecía. Comenzó a dar lentos pasos tras hundir sus manos en sus bolsillos. Estaba rechazando a una de sus pasiones por una simple desconocida y a pesar de eso no sentía malestar alguno.
-¡Eh, Jonas! – se giró no con mucho ánimo en dirección a quien exigía su atención. La vio correr hacia él y por un momento se perdió en su perfección - ¿A dónde vas? – despertó de sus fantasías.
-A clase – le restó importancia y se dispuso a marchar.
-Para, para, ¡tío! – él se giró a ella nuevamente de mala gana - ¿No planeas seguir en el equipo?
-No juego para mujeres y menos para déspotas – ella ensombreció su rostro.
-¿Acaso tienes miedo?
-¿Miedo? ¡Por favor!
-¿Entonces por qué huyes?
-No huyó, ya te lo dije, no juego para…
-Ya – lo interrumpió y se hundió por un instante en sus pensamientos, él iba a retomar su partida pero nuevamente lo detuvo – Te propongo algo – él levantó una ceja interesado – una reta entre tú y yo, el primero en anotar tres goles, gana.
-¿Y qué gana?
-A eso voy, ¡joder! La paciencia no es una virtud tuya – él cruzó sus brazos – si yo gano, tú jugarás para mí sin ninguna protesta y sin derecho a salir del equipo no importando tu puesto.
-Bien – dijo tras analizarlo por un momento.
-Y si tú ganas…
-Saldrás a una cita conmigo – él se adelantó a establecer sus condiciones.
-¿Y qué hay del equipo? – ella vaciló por un instante.
-Eso ya lo veré en la cita – él sonrió ante el desconcertado rostro de ella.
-Hecho – ella extendió su mano para estrecharla con la de él, él simplemente decidió recorrer sus piernas con su mirada y lanzarle un beso al aire, ignorando su mano.
-Te veo a las dos en punto.
-Bien – lo fulminó con su mirada tras esa falta de respeto – Da lo mejor de ti, Jonas.
-Por supuesto que lo haré, no me quiero perder la oportunidad de verte en un delicado vestido y con zapatillas – rió y se marchó dejando a esa mujer atrás.
-Claro – ella también rió y regresó con el resto del equipo.
Subió el volumen del radio aunque no ponía mucha atención en la música, estaba más hundido en sus pensamientos, el día anterior no solamente había decidido encerrarse por la derrota de su equipo, era claro que había un motivo más: Rebeca, la mujer a la que había creído días atrás la mujer perfecta no solo estaba conforme con romper su relación, además había decidido meterse con su mejor amigo, Kevin. Los había visto besándose después del partido y eso había dolido peor que una estaca clavada directamente en su pecho. Kevin, su casi hermano, también había caído en las garras de esa sucia arpía. Resopló y aparcó su auto no lejos del campo de soccer. Bajó tras tomar su morral y se dirigió a su salón de clases, esta vez no le apetecía faltar a su primera clase del día, quizá el motivo era que ahí podía ver a su falsa ex novia.
Entró cuando el salón estaba casi en su totalidad, pero no logró ubicar a Rebeca, quizá estaba aún acostada en la cama de Kevin tras una larga noche de sexo. Se sentó en uno de los asientos del fondo y clavó su mirada en el suelo. Se sobresaltó al escuchar su móvil vibrar. Lo tomó entre sus manos y observó en la pantalla el nombre de otro de sus amigos, Joe. Seguramente le pediría lo excusase con el profesor por su retraso por nuevamente despertarse cinco minutos antes de que empezase la clase. Lo abrió sin mucho ánimo y leyó rápidamente su contenido. <<Nuevo entrenador>> decía seguido de una carita con expresión traviesa. ¡Genial! Lo que le faltaba para arruinar su día, el viejo Owen había sido despedido, se imaginó al nuevo y presuntuoso entrenador, un señor no mayor a cincuenta años con una actitud inepta que además disfrutaría al recalcar los defectos de cada jugador. Golpeó ligeramente su banca atrayendo momentáneamente la atención de unos cuantos de sus compañeros.
-Buenos días, señores y señoritas – entró su profesor de trigonometría con un maletín en mano y luciendo unas notorias ojeras como ya se acostumbraba en todos los profesores – Comencemos con la clase – dijo con una sonrisa fingida.
Nick desvió su atención de ahí de inmediato, no estaba de ánimo siquiera para seguir los confusos procedimientos del profesor que la mayoría de las veces se veía en la penosa obligación de corregir ante la molesta expresión del aburrido señor. Sí, a pesar de ser un alumno brillante y no precisamente por cumplir con todas sus tareas y trabajos, Nick odiaba la escuela, le resultaba patético que personas mayores a él fuesen corregidas por alguien de su edad y aún así creyesen tener todos los conocimientos del mundo en sus manos.
Sonó la chicharra indicando el término de su clase. Salió sin contratiempos tras tomar su morral del cual no había sacado ni un bolígrafo y se dirigió directo al campo de juego.
-¡Hey, Nick! – Joe estaba ya uniformado junto con varios chicos que calentaban, buscó con su mirada al entrenador pero no encontró nada – Hermano, tienes que ver a nuestro “nuevo entrenador” – le lanzó una sonrisa perversa tras estrechar su mano.
-¿Dónde está ese incompetente?
¿Incompetente? – rió – Nick, ya la quisieras probar en tu cama para ver su incompetencia – Nick frunció su entrecejo asqueado.
-¿De qué demonios hablas, Joe? ¿Dijiste “la”?
-Velo por ti mismo – señaló en dirección a unos escasos cien metros de ellos, Nick se paralizó.
-No es enserio.
-Compruébalo por ti mismo, se llama Miley Brown – le dio un suave golpe en su espalda y salió de ahí para continuar con su calentamiento.
Nick estaba perplejo ante lo que tenía frente a él, una diosa: cuerpo perfecto, cabello recogido en una coleta que caía en traviesos caireles hasta un poco más arriba de su cintura, facciones propias de un ángel, labios rosados que dibujaban una sonrisa con hoyuelos y unas piernas apenas cubiertas por un pequeño short que eran el mismísimo paraíso. Tragó con dificultad su propia saliva. Ella no era mayor a él, quizá tenía su misma edad, se preguntó cómo demonios había llegado a ese empleo.
Inconscientemente dirigió sus pasos directamente en su dirección. Cuando estuvo a escasos pasos de ella, ella posó su mirada en él, lo inspeccionó de arriba abajo.
-Nick Jonas – se presentó tras dibujar una torpe sonrisa en un pobre intento de seducirla.
-¿Dónde está tu uniforme? – ella dijo con su imponente voz, él sintió un escalofrío.
-En mi casillero – logró decir no sin un discreto tartamudeo, ¡joder! Esa mujer luciría perfecta con muy poca ropa y en su cama, maldijo usar jeans tan ajustados en esos momentos en los que no podía pensar en otra cosa más que en sus sugestivas curvas escondidas bajo esa camiseta.
-¿Vienes a entrenar sin uniforme? ¡Qué… brillante! – su tonó sarcástico extrañamente no le molestó.
-¿En verdad eres tú la nueva entrenadora?
-¿En verdad eres tú el capitán de este equipo? - ¡bien! Ella se mostraba a la defensiva, y eso le… encantaba. Sonrió - ¿Vas a estar ahí todo el día con esa sonrisa estúpida o me demostrarás que realmente mereces ese puesto? – él frunció su entrecejo y antes de poder decir nada ella desapareció de ahí para ir a corregir a un par de novatos recién incorporados al equipo.
Se sintió torpe ante ella, y es que ninguna mujer lo había humillado en un lapso tan corto como ese, frunció su entrecejo dispuesto a marcharse de ahí, no jugaría para ella y lo tenía muy claro, ella no se lo merecía. Comenzó a dar lentos pasos tras hundir sus manos en sus bolsillos. Estaba rechazando a una de sus pasiones por una simple desconocida y a pesar de eso no sentía malestar alguno.
-¡Eh, Jonas! – se giró no con mucho ánimo en dirección a quien exigía su atención. La vio correr hacia él y por un momento se perdió en su perfección - ¿A dónde vas? – despertó de sus fantasías.
-A clase – le restó importancia y se dispuso a marchar.
-Para, para, ¡tío! – él se giró a ella nuevamente de mala gana - ¿No planeas seguir en el equipo?
-No juego para mujeres y menos para déspotas – ella ensombreció su rostro.
-¿Acaso tienes miedo?
-¿Miedo? ¡Por favor!
-¿Entonces por qué huyes?
-No huyó, ya te lo dije, no juego para…
-Ya – lo interrumpió y se hundió por un instante en sus pensamientos, él iba a retomar su partida pero nuevamente lo detuvo – Te propongo algo – él levantó una ceja interesado – una reta entre tú y yo, el primero en anotar tres goles, gana.
-¿Y qué gana?
-A eso voy, ¡joder! La paciencia no es una virtud tuya – él cruzó sus brazos – si yo gano, tú jugarás para mí sin ninguna protesta y sin derecho a salir del equipo no importando tu puesto.
-Bien – dijo tras analizarlo por un momento.
-Y si tú ganas…
-Saldrás a una cita conmigo – él se adelantó a establecer sus condiciones.
-¿Y qué hay del equipo? – ella vaciló por un instante.
-Eso ya lo veré en la cita – él sonrió ante el desconcertado rostro de ella.
-Hecho – ella extendió su mano para estrecharla con la de él, él simplemente decidió recorrer sus piernas con su mirada y lanzarle un beso al aire, ignorando su mano.
-Te veo a las dos en punto.
-Bien – lo fulminó con su mirada tras esa falta de respeto – Da lo mejor de ti, Jonas.
-Por supuesto que lo haré, no me quiero perder la oportunidad de verte en un delicado vestido y con zapatillas – rió y se marchó dejando a esa mujer atrás.
-Claro – ella también rió y regresó con el resto del equipo.
La nueva enτrenadora. [One sнooτ]
#1
Cuando él despertó no sabía que su vida cambiaría ese preciso día, no sólo tendría un nuevo entrenador, quizá también la oportunidad de conocer el verdadero amor.
Nick Jonas se despertó irritado gracias a todos los emocionados gritos de su hermana menor de unos doce años. <<Nick, ya levántate >> no dejaba de gritar mientras saltaba en su cama. Estaba eufórica, y cómo no estarlo si era su primer día de clases en su escuela secundaria y a él le había correspondido la responsabilidad de llevarla por las mañanas para después irse a la universidad. Miró de soslayo su reloj despertador que aún no sonaba y se exasperó al encontrar los dígitos rojos que marcaban las 6:35 a.m., ¡por Dios! Ella entraba a las 8:00 a.m. Se llevó una almohada a su cabeza para cubrirla y disminuir el volumen de aquella desesperante vocecilla que en otras ocasiones le sonaba casi como si fuera cantos de ángeles.
-¡Nick! – no se dio por vencido, le arrebató su protección para después, con un rociador de agua, esparcir frías gotas sobre su rostro.
-¡Demonios, Aura! – gritó realmente furioso, ella se paralizó – Te he dicho que tienes prohibido entrar a mi habitación cuando duermo – ella decidió conveniente bajarse de la cama.
-¡Chicos, basta! – entró su madre vestida ya con un elegante conjunto rosa pálido lista para marcharse a su empresa – Nicholas – le lanzó una mirada represiva -¿por qué no te has duchado ya? ¡Apestas!
-Mamá… - él estaba dispuesto a alegar.
-Nick, sé bien que ayer llegaste desanimado porque tu equipo perdió el torneo, pero eso no era un buen pretexto para encerrarte en tu habitación sin salir de ella por el resto del día, estás peor aún que cuando rompiste tu relación con Rebeca – él resopló al recordar a su última novia que no era mejor a una ramera – Levántate ya, no quiero que Aura llegue tarde su primer día de clases – él recordó hasta entonces a la causante de aquél sermón, le lanzó una mirada asesina a la pequeña que discretamente le lanzaba una maléfica sonrisa – Me tengo que ir ya. Josefa – la mujer que había fungido toda su vida el papel de madre para ambos hijos Jonas – está preparando ya el desayuno, arréglate; y, por favor, que Aura esté puntual en su escuela y tú no faltes de nuevo a tu primera clase del día por ir a entrenar – le dio una suave palmadita en su mejilla y salió tras darle un beso a la pequeña. Nick observó a la atractiva mujer marcharse de ahí, era irónico que su propia madre fuese una desconocida para él y Aura.
-Ya oíste a mamá – la pequeña llamó su atención de nuevo – arréglate ya.
-Sal ya de mi habitación – él frunció su ceño.
-Pero te volverás a dormir, te conozco.
-No – se levantó para tranquilizarla – tomaré una ducha rápida, desayuna mientras yo me arreglo.
-¿No desayunarás conmigo? – comprendió entonces que la pequeña necesitaba por lo menos una figura que fungiera el papel de padre a falta de uno. Resolló.
-Bien, no me tardo, te alcanzo en veinte minutos en la mesa – ella sonrió satisfecha y salió pegando algunos brinquitos.
Sonrió. Adoraba a esa inquieta niña y ella estaba consciente de ello y claro que no había perdido la oportunidad de aprovecharse de eso. Tomó al azar su vestimenta para después meterse a su sanitario a deshacerse de esos inconvenientes olores masculinos. Sintió un alivio al sentir las tibias gotas de su ducha correr por su cuerpo, recordó entonces el día anterior, estaban perdiendo el partido y por mucho, no era la primera vez en la temporada, ciertamente ese año se había presentado un decaimiento en el mejor equipo de soccer de la región y todo porque, aunque no lo quisiese reconocer, su entrenador envejecía ya. Necesitaban nuevas estrategias y más suspicacia. Había escuchado rumores que habría un nuevo entrenador pronto, pero él no se sentía conforme con ello, estimaba al viejo Owen.
Resolvió en salir, consciente de que Aura lo esperaba para desayunar, no quería que la pequeña asistiera a su primer día sin alimento en su estómago. Salió envuelto en su toalla, aplacó un poco sus feroces rizos y vistió con una velocidad digna de un superhéroe. Tomó su liviano morral y corrió hacia el comedor.
-Me sorprende tu puntualidad – Aura dijo parando su cronómetro tras tomar un sorbo de zumo de naranja.
-¿Me contabas el tiempo acaso? – se sentó en la mesa tras coger una tostada y embarrarla de dulce de leche.
-Así como tú me cuentas a mis amigos varones.
-Si no lo hiciera, esta casa estaría repletos de chiquillos cubiertos de testosterona – él sonrió y dio una mordida a su tostada. Ella lo miró molesta.
-Nick, Aura está en crecimiento, creo que exageras con limitarle el número de pretendientes – intervino una señora regordeta.
-Después me lo agradecerán, Josefa, Aura aún es muy pequeña.
-Tengo casi trece años.
-Y a los quince podrás tener tu primer novio, señorita – Aura no rezongó sabía que la decisión de su hermano era firme, además ya lo habían discutido muchas veces y lo único que había logrado era reducir la edad de dieciocho a quince. Continuó comiendo su omelette.
-Vámonos ya – dijo la pequeña después de un largo y silencioso desayuno. Observó el plato de su hermano que no había sido más que picado - ¿Terminaste ya de desayunar?
-Sí, vamos, se te hará tarde si no estamos en quince minutos allá – ella quiso protestar por el inexistente apetito de su hermano, pero si lo hacía tendría problemas en su nueva escuela apenas el primer día. Tomó su morral tras despedirse ambos de su nana.
-Sube – Nick le abrió la puerta del copiloto a su hermana. Ella obedeció apresuradamente y subió al Mustang negro, se abrochó su cinturón.
-¿Qué ocurre? – dijo tras recorrer una parte del camino sin un intercambio de palabras, él nunca hablaba de sus sentimientos, pero en esta ocasión parecía tener serios conflictos con ellos.
-¿De qué hablas? – él bajó el volumen del radio y le regaló una sonrisa.
-Te noto… extraño – era incómodo hablar con alguien de algo que se considera prohibido.
-Tengo sueño, una pequeña mujercita hoy no me permitió dormir mis ocho horas de sueño al irrumpir en la tranquilidad de mi habitación – ella se sonrojó.
-¿Es todo?
-Es todo – asintió – Llegamos – detuvo su auto frente al exclusivo colegio - ¿cómo regresarás a casa?
-Mamá enviará a uno de sus chóferes por mí – dijo tras retirase el cinturón de seguridad.
-De acuerdo, te veo en la tarde entonces.
-Adiós – dijo para después marcharse con pasos presurosos. Nick volvió a arrancar su auto cuando la perdió de vista.
Cuando él despertó no sabía que su vida cambiaría ese preciso día, no sólo tendría un nuevo entrenador, quizá también la oportunidad de conocer el verdadero amor.
Nick Jonas se despertó irritado gracias a todos los emocionados gritos de su hermana menor de unos doce años. <<Nick, ya levántate >> no dejaba de gritar mientras saltaba en su cama. Estaba eufórica, y cómo no estarlo si era su primer día de clases en su escuela secundaria y a él le había correspondido la responsabilidad de llevarla por las mañanas para después irse a la universidad. Miró de soslayo su reloj despertador que aún no sonaba y se exasperó al encontrar los dígitos rojos que marcaban las 6:35 a.m., ¡por Dios! Ella entraba a las 8:00 a.m. Se llevó una almohada a su cabeza para cubrirla y disminuir el volumen de aquella desesperante vocecilla que en otras ocasiones le sonaba casi como si fuera cantos de ángeles.
-¡Nick! – no se dio por vencido, le arrebató su protección para después, con un rociador de agua, esparcir frías gotas sobre su rostro.
-¡Demonios, Aura! – gritó realmente furioso, ella se paralizó – Te he dicho que tienes prohibido entrar a mi habitación cuando duermo – ella decidió conveniente bajarse de la cama.
-¡Chicos, basta! – entró su madre vestida ya con un elegante conjunto rosa pálido lista para marcharse a su empresa – Nicholas – le lanzó una mirada represiva -¿por qué no te has duchado ya? ¡Apestas!
-Mamá… - él estaba dispuesto a alegar.
-Nick, sé bien que ayer llegaste desanimado porque tu equipo perdió el torneo, pero eso no era un buen pretexto para encerrarte en tu habitación sin salir de ella por el resto del día, estás peor aún que cuando rompiste tu relación con Rebeca – él resopló al recordar a su última novia que no era mejor a una ramera – Levántate ya, no quiero que Aura llegue tarde su primer día de clases – él recordó hasta entonces a la causante de aquél sermón, le lanzó una mirada asesina a la pequeña que discretamente le lanzaba una maléfica sonrisa – Me tengo que ir ya. Josefa – la mujer que había fungido toda su vida el papel de madre para ambos hijos Jonas – está preparando ya el desayuno, arréglate; y, por favor, que Aura esté puntual en su escuela y tú no faltes de nuevo a tu primera clase del día por ir a entrenar – le dio una suave palmadita en su mejilla y salió tras darle un beso a la pequeña. Nick observó a la atractiva mujer marcharse de ahí, era irónico que su propia madre fuese una desconocida para él y Aura.
-Ya oíste a mamá – la pequeña llamó su atención de nuevo – arréglate ya.
-Sal ya de mi habitación – él frunció su ceño.
-Pero te volverás a dormir, te conozco.
-No – se levantó para tranquilizarla – tomaré una ducha rápida, desayuna mientras yo me arreglo.
-¿No desayunarás conmigo? – comprendió entonces que la pequeña necesitaba por lo menos una figura que fungiera el papel de padre a falta de uno. Resolló.
-Bien, no me tardo, te alcanzo en veinte minutos en la mesa – ella sonrió satisfecha y salió pegando algunos brinquitos.
Sonrió. Adoraba a esa inquieta niña y ella estaba consciente de ello y claro que no había perdido la oportunidad de aprovecharse de eso. Tomó al azar su vestimenta para después meterse a su sanitario a deshacerse de esos inconvenientes olores masculinos. Sintió un alivio al sentir las tibias gotas de su ducha correr por su cuerpo, recordó entonces el día anterior, estaban perdiendo el partido y por mucho, no era la primera vez en la temporada, ciertamente ese año se había presentado un decaimiento en el mejor equipo de soccer de la región y todo porque, aunque no lo quisiese reconocer, su entrenador envejecía ya. Necesitaban nuevas estrategias y más suspicacia. Había escuchado rumores que habría un nuevo entrenador pronto, pero él no se sentía conforme con ello, estimaba al viejo Owen.
Resolvió en salir, consciente de que Aura lo esperaba para desayunar, no quería que la pequeña asistiera a su primer día sin alimento en su estómago. Salió envuelto en su toalla, aplacó un poco sus feroces rizos y vistió con una velocidad digna de un superhéroe. Tomó su liviano morral y corrió hacia el comedor.
-Me sorprende tu puntualidad – Aura dijo parando su cronómetro tras tomar un sorbo de zumo de naranja.
-¿Me contabas el tiempo acaso? – se sentó en la mesa tras coger una tostada y embarrarla de dulce de leche.
-Así como tú me cuentas a mis amigos varones.
-Si no lo hiciera, esta casa estaría repletos de chiquillos cubiertos de testosterona – él sonrió y dio una mordida a su tostada. Ella lo miró molesta.
-Nick, Aura está en crecimiento, creo que exageras con limitarle el número de pretendientes – intervino una señora regordeta.
-Después me lo agradecerán, Josefa, Aura aún es muy pequeña.
-Tengo casi trece años.
-Y a los quince podrás tener tu primer novio, señorita – Aura no rezongó sabía que la decisión de su hermano era firme, además ya lo habían discutido muchas veces y lo único que había logrado era reducir la edad de dieciocho a quince. Continuó comiendo su omelette.
-Vámonos ya – dijo la pequeña después de un largo y silencioso desayuno. Observó el plato de su hermano que no había sido más que picado - ¿Terminaste ya de desayunar?
-Sí, vamos, se te hará tarde si no estamos en quince minutos allá – ella quiso protestar por el inexistente apetito de su hermano, pero si lo hacía tendría problemas en su nueva escuela apenas el primer día. Tomó su morral tras despedirse ambos de su nana.
-Sube – Nick le abrió la puerta del copiloto a su hermana. Ella obedeció apresuradamente y subió al Mustang negro, se abrochó su cinturón.
-¿Qué ocurre? – dijo tras recorrer una parte del camino sin un intercambio de palabras, él nunca hablaba de sus sentimientos, pero en esta ocasión parecía tener serios conflictos con ellos.
-¿De qué hablas? – él bajó el volumen del radio y le regaló una sonrisa.
-Te noto… extraño – era incómodo hablar con alguien de algo que se considera prohibido.
-Tengo sueño, una pequeña mujercita hoy no me permitió dormir mis ocho horas de sueño al irrumpir en la tranquilidad de mi habitación – ella se sonrojó.
-¿Es todo?
-Es todo – asintió – Llegamos – detuvo su auto frente al exclusivo colegio - ¿cómo regresarás a casa?
-Mamá enviará a uno de sus chóferes por mí – dijo tras retirase el cinturón de seguridad.
-De acuerdo, te veo en la tarde entonces.
-Adiós – dijo para después marcharse con pasos presurosos. Nick volvió a arrancar su auto cuando la perdió de vista.
Mas aya de la Vida
2#Final :
-Odio que mis papas sean así. Le dijo la chica con la mirada clavada en el suelo.
-No te preocupes princesa. Siempre estaré para ti. Le levantó el mentón y la miró a los ojos. Jamás creí que me enamoraría, ahora eres la causante de todas las canciones que escribí, de mis sonrisas, le das sentido a mi vida. Le dio un beso.
-Gracias Nick, gracias por sacarme del vacio en el que estaba. Me diste la razón para luchar contra todo, para superarme a mi misma y demostrarles a mis papas que tanto poder no lleva a nada. Te adoro.
-Yo mucho más.
-¿Qué pasará cuando mis papas se enteren?
-No pienses en eso. No pasará todavía.
-Está bien. Y así terminaron su conversación con un largo beso que poco a poco fue subiendo de intensidad hasta que ya no hubo vuelta atrás… Ahora recorrían cada parte de su cuerpo, entregándose amor de la forma –para la sociedad- equivocada.
Miley, sonrió un poco al tener esos vagos recuerdos. Por alguna razón se sentía débil, sudaba y le era difícil respirar… Tocó su vientre, recordando el motivo de su felicidad. Hasta que su padre había descubierto su mentira.
Su madre, ella fue la única en la que pudo confiar su noviazgo con Nick. Confió aún más, al momento de confesar la verdad. Su vientre empezó a crecer, una vida se formaba en su interior, el producto del amor de ambos.
Pero llega un momento en el que no puedes ocultar más, y por mucho que duela debes dar a conocer la verdad.
-¡MILEY! Gritó su papá furioso desde abajo.
-A Miley le temblaban las manos cuando llegó al encuentro de su padre. ¿Pasa algo?
-¿Me puedes explicar por qué algunas personas me han preguntado si estás embarazada y que cuando te vas a casar con ese muchacho del grupo? Ella palideció. ¿Te has seguido viendo con él? Ella no respondió. ¡RESPONDEME! Ella no pudo más y finalmente llegó el momento
-¡SI! Lo amo, me enamoré de el tanto como él de mi. Tenemos más de seis meses viéndonos a escondidas, y lo siento papá. Estoy embarazada.
-¿Qué dices?
-Tendrás un nieto.
-¡MILEY! ¡NI SIQUIERA TE HAS CASADO! Le gritó mientras estampaba una cachetada en la mejilla de su hija.
-¿ESO ES LO UNICO QUE TE IMPORTA?
-¡NO ME GRITES!
-LO HAGO PORQUE ME CANSÉ DE QUE TE IMPORTE MAS EL DINERO QUE YO. LO AMO, AMO A NICHOLAS ¿POR QUE NO PUEDES ENTENDERLO?
-Simplemente porque no. Lo siento mucho. Desde ahora tienes prohibido salir. Y lo siento, ese hijo no nacerá.
-¡Pruébalo! Miley subió corriendo las escaleras mientras lloraba como nunca lo había hecho.
Miley lloró. Ahora recordaba, su padre la había llevado al siguiente día a practicarse un aborto, donde murió la pequeña e indefensa criatura que traía en su interior… Esa criatura que amaba más que a su vida, por la que hubiese dado cualquier cosa ahora no existía.
Miley lloró de nuevo. Recordó a Nick –nuevamente.
-Necesito hablar contigo. Le había dicho en uno de sus encuentros unos días antes de que su padre descubriera todo.
-¿pasa algo princesa? La mirada de Nick demostraba miedo.
-Sí y no. No sé si te vas a molestar, si me vas a dejar o no lo sé… Pero debes saberlo.
-¡Me asustas! ¿Qué pasa?
-Estoy embarazada. Lloró nuevamente, se había hecho una costumbre muy común para ella desde que supo su estado.
-¡No llores! Mírame. Eso hizo ella. Te amo, no es la forma en que me hubiera gustado decírtelo, pero te amo. Ese bebe será afortunado de tener una mamá como tú. Y yo estoy orgulloso de eso, ¿sabes por qué? Porque te amo hermosa. Hablaré con tu papá si es necesario, pero no te quiero perder. Y al diablo con que tengo 18 años. Contigo quiero estar el resto de mi vida.
-¿En… en... serio? En sus ojos Nick pudo ver algo de felicidad.
-Por supuesto.
-¿Sabes Nick? Yo también te amo, y mucho. Lo besó.
-Y yo a ti, y a ese pequeño o pequeña que viene en camino.
-¿Cómo quieres llamarlo o llamarla? Le preguntó con mucho entusiasmo.
-Si es niña, Destiny. Si es niño lo dejo a tu elección.
-¿por qué Destiny?
-Ese era el nombre de mi abuela. Pero le decíamos Dest.
-Oh ya recuerdo… Si es niño, que se llame Nicholas.
-¿Solo Nicholas?
-Nicholas Paúl.
-El nombre de tu hermano.
-Sí, lo extraño.
-Desde el cielo el te cuida, y cuidará a ese bebe también.
-y a ti. Ambos sonrieron.
Miley sabía que no duraría mucho tiempo despierta. Recordó el día que su hermano murió en ese accidente, no había sido lo mismo desde que el partió y ahora lo veía allí, a un lado de la camilla en la que se encontraba. La estaba esperando, y ella estaba ansiosa por ir con él. Pero no podía dejar a Nick. No aún.
Su padre entró en la habitación con una expresión sombría y llena de arrepentimiento, al darse cuenta que su hija había despertado camino hacia ella y las lágrimas corrieron por sus mejillas.
-¡Perdóname! Le tomó la mano y la miró con ojos suplicantes. No merezco vivir, tu no deberías estar en esa cama. Preciosa, lo siento mucho. Soy un maldito.
-No digas eso. Le dijo muy débil. No tengo nada que perdonarte.
-Sí, arruiné tu vida.
-ya papá. Está bien, te perdono… Nunca es tarde para arrepentirse de nuestros errores ¿sabes?
-Mi bebé me espera en el cielo. Una lágrima corrió por su mejilla.
-¡No digas eso! No puedes morir, no aún. Su padre lloró aún más.
-¿papá?
-Dime.
-¿dónde está mamá?
-Está afuera. ¿Quieres verla? Ella solo asintió con la cabeza.
Su madre entró completamente demacrada, había llorado. Y mucho.
-¡Hija!
-mamá, no llores más…
-No puedo. Más lágrimas corrieron por sus mejillas.
-mami, sé lo que pasará. De verdad, me reuniré con Brad allá arriba.
-¡No digas eso! Su madre sonaba desesperada.
-mamá, te amo…
-Yo te amo mucho más pequeña. Te amo demasiado.
-y yo a ti… Quiero hablar con Nick.
-está afuera… No se ha movido y mucho menos ha dejado de llorar…
-Dile que pase, rápido por favor. Su voz sonaba menos fuerte.
Nick entró con los ojos hinchados y salió corriendo hacia ella. Tomó su mano y la beso.
-Princesa, no te vayas tu tampoco. Por favor.
-Lo siento mucho Nick, eres lo mejor que me pasó… Siento no haber podido salvar a nuestro bebe.
-Yo debí haber hablado con tu papá…
-tu hiciste lo que tenías que hacer. Estoy orgullosa de ti, sé que podrás salir adelante y serás feliz… Enamórate, pero no me olvides. Otra lágrima corrió por su mejilla izquierda, la cual Nick limpió con su pulgar.
-Te amo, te amo, te amo… No me dejes. Nick lloraba más.
-Acércate. Le susurró.
-¿Qué pasa preciosa? Le dijo muy cerca de sus labios.
-Te amo. Ahora bésame. Nick le dio un dulce beso.
-yo te amo más.
-Quita la cadena de mi cuello.
-no haré eso. Es tuya.
-No por mucho, ¡hazlo rápido Nick!
-Nick quitó suavemente la cadena con el dije de un timón que siempre colgaba de su cuello. Ya.
-póntela. Nick hizo lo que su novia le dijo.
-ya.
-Ahora me tendrás contigo siempre, y cada vez que vayas al mar e incluso cuando te montes en un barco me recordarás.
-Siempre recordaré tu amor por el mar, siempre te recordaré a ti.
-Entonces ya no tengo nada más que decir… Su voz se desvanecía.
-No, no, no. Nick gritó.
-Adiós príncipe. Sus ojos se cerraron y no quedó más nada que su cuerpo en esa camilla al que Nick se aferró queriendo detener el tiempo. Era el amor de su vida, y ahora ya no tenía ni a su bebe ni a su chica.
Media hora después finalmente lograron sacar a Nick de la habitación, seguía llorando desconsoladamente. Pero para su desgracia una patrulla de la policía lo esperaba fuera de la habitación. El padre de Miley lo había denunciado por un crimen que él no había cometido.
Con todo el dolor del alma subió a la patrulla. Eso era lo que hacían los millonarios sin corazón, querían comprar todo, desde el amor de sus hijos hasta la justicia…
Los días se le hacían una eternidad y las noches aún más. Recordaba la mirada de Miley y dejaba de dormir para llorar, era su única forma de calmar el dolor. Su hermano le había llevado su guitarra. Esa que Miley le regaló una tarde, el día de su cumpleaños… Tocó lo suficiente para que las ampollas aparecieran en sus dedos… Todo lo que guardaba en su interior lo canalizaba a través de la música, aunque le pareciera en vano.
…
Una semana después, y todo seguía igual… Si el padre de Miley no quitaba la denuncia iría a la cárcel y su vida estaría arruinada.
Un oficial de policía llegó a su celda, pronunciando unas palabras y entregándole una hoja escrita con una perfecta caligrafía.
Mi hija tenía razón, nunca es tarde para pedir perdón. Eso es lo que tengo que decirte, siento mucho lo que pasó. Ahora estás libre, sigue tu vida. Sigue con la música, tus hermanos y tu tienen talento. Cuenta conmigo en lo que necesites… Jamás tendré como pagar todo esto…
Espero que me perdones, y no dudes en venir a mi casa cuando necesites algo…
Nunca olvides a mi hija…
Miley cyrus.
Nick apretó la nota contra el pecho, tomó su cadena y miró el timón tan preciado que colgaba en su cuello. Murmuró unas palabras antes de salir de la celda…
Miley, te amo y siempre lo haré.
Más allá de la vida. ♥
1# [OneShoot. Nick]
Miles Cyrus despertó de un profundo sueño.
Sin saber donde estaba, ni que había pasado, sudorosa y con mucho miedo, sabía que había perdido lo más importante de su vida, sus ojos se empañaron con las gotas de agua salada que empezaron a correr por sus mejillas, lágrimas de dolor, amargura y tristeza que se mezclaban para hacerla la persona más infeliz del universo.
En medio de la negrura que se había desatado a su alrededor recordó la luz de su vida, la única persona que había estado en todo momento, le había dado las emociones más intensas y le había enseñado el significado de amar.
Faltaban solo 3 meses para su cumpleaños número 16, sus padres, los Señores Cyrus. Una familia de políticos, y de la más alta clase de la ciudad organizaban una fiesta en su honor. Miley se convertiría pronto en una señorita, lo cual hacía más orgullosos a sus padres.
Excelentes modales, con una belleza incomparable y una educación de primera, Miley era la esposa que todos las personas importantes de la ciudad querían para sus hijos, y por qué no, sus hijos la querían como esposa… A pesar de esto, Miley mantenía su compostura en todo momento, y no estaba completamente dentro del mundo del poder y la ambición. Más allá de todo esto, tenía grandes planes de vida. El evento fue publicado en todos los medios correspondientes, asistiría la alta sociedad.
El tan esperado día llego. Su padre y su madre la esperaban a los pies de la escalera de mármol de su lujosa casa mientras ella lucía su perfecto vestido hecho a la medida solo para ella y su gran día. Bailes tras otros, numerosas felicitaciones y mucha presunción era lo que rodeaba a la chica esa noche.
Finalmente era el turno de la banda que su padre había contratado; un grupo lo bastante humilde como para darse cuenta el por qué no eran invitados en la dichosa fiesta. Poseían un gran talento, era de reconocerse. Según lo que se escuchaba eran tres hermanos que se dedicaban a la música… Los primeros acordes empezaron a sonar y en ese momento toda la historia cambió totalmente.
Miley fijó sus ojos en el vocalista de la voz dulce, como lo había llamado al mirarlo. Sus perfectos rizos le daban a su cara un aspecto sutil y tierno… Todas las descripciones se esfumaron en ese momento; ahora solo miraba sus hermosos ojos marrones que la miraban con la misma intensidad que de igual forma ella tenía en sus ojos verdes. En ese momento, el chico empezó a improvisar una dulce melodía para la homenajeada, la chica a la que por alguna extrañara razón no podía dejar de mirar ni de sonreírle de la misma manera en que ella lo hacía. Se dijo así mismo que eso era imposible, pensamientos que al instante fueron desechados por su corazón.
Dos horas después, ambos conocían lo necesario de la vida de cada uno. Al terminar la improvisada actuación se retiraron del escenario, no sin antes recibir los aplausos de las personas que atentos habían observado la escena.
-Eres diferente a las personas que creí que encontraríamos aquí. Le dijo mirándola fijamente a los ojos.
-Creo que lo soy, estas personas piensan solo en el dinero mientras que yo, no.
-Eso me gusta.
-Me alegra oír eso. Le sonrió.
-Eres hermosa, tienes una mirada interesante, una sonrisa que no guarda nada y aún más, unos labios que incitan a besarte.
-Podría decir lo mismo de ti, pero estoy harta de las palabras. Bésame Nick.
El chico cumplió sus órdenes, no sin antes darle una gran sonrisa y llevarla a un sitio donde nadie pudiera verlos. Un beso que los hizo volar, ir al infinito y un poco más allá. Un beso que despertó sensaciones desconocidas en ambos… Para Miley, su primer beso. Para Nick, el más especial que le hubiesen dado alguna vez… Si no hubiera sido por el odioso aire que necesitaban para respirar jamás se hubiesen separado. Fue amor a primera vista.
Los encuentros secretos se hicieron más y más frecuentes el siguiente mes, cada vez mas intensos y cargados de amor.
sábado, julio 23, 2011
My Beautiful♥.
ATENCION!: los capitulos de el one shot estan desordenadas...estan asi:
Parte 1
Parte 3
Parte 2
para que no se enreden :) lo sientooo besitos espero que les guste :)
***********************************************************
Parte 1~
~~
Heme aquí de nuevo, tratando de dormir, pero algo me lo impide, más bien alguien, ella… la chica de mis sueños, la que me roba el aliento con tan solo una mirada, la que me cautiva con una sonrisa, la que con esos ojos me hipnotiza, ella.
Me ha ocurrido desde que la vi esa mañana en la escuela, esa tarde del 15 de Julio…
*FlashBack*
Caminaba por los pasillos de la escuela algo apresurado pues tenía que llegar a mi clase de Música, En el camino choqué con alguien, una chica…Sus libros cayeron al suelo.
- Lo...lo siento –Dijo- No me fije.
- Tranquila –La miré a los ojos y sonreí- Yo venía algo apresurado.
Ella siguió levantando sus libros &me di cuenta de lo poco caballeroso que había sido, así que me agaché &la ayudé a levantarlos, por accidente el último libro lo tomamos al mismo tiempo, haciendo que nuestras manos rozarán una con la otra, nos miramos a los ojos &vi esos hermosos ojos azules, ella bajó la mirada & apartó la mano algo tímida, nos levantamos &le extendí la mano.
- Hello Beautiful,Mucho gusto. Soy Nicholas pero puedes llamarme Nick–Dije-"porque dijiste eso, pero WOW! cuando se sonroja es tan..bellaa!"
Ella estrechó mi mano.
-Miley.-Sonrojada
- Lindo nombre.
- Gracias (:
- Y bien… ¿A qué clase te diriges?
Revisó un papel, al parecer era Nueva, Pues era su Horario.
- Mmm… Música.
- Excelente (:
- ¿Porqué?
- No, por nada, Hasta Luego –Sonreí- Un Gusto.
-Igualmente.
Llegué a la clase, por suerte aún no comenzaban, pero ya estaban todos, excepto el profesor.
- Hey, Joe
- ¿Si?
- Bro, pásate a mi lugar por favor.
- Mmm, te sientas hasta adelante & yo hasta atrás, ¿Qué ocurre?
- Por favor…
- ¿Qué ganaré con esto?
- Mmm –Saqué mi Billetera- 50 Dólares.
- Lavarás mi Ropa Una Semana completa (:
- De acuerdo ¬¬ Ahora, vete.
Joe, Mi hermano, nació tan solo unas horas después que yo, Somos Mellizos, pero de Iguales, no tenemos NADA.
Unos minutos después sonó el Timbre & el profesor entró, con una chica detrás de él…
-Nick –Me dije a mi mismo- Este es tu día de suerte (:
Miley;
Nick, Mi Primer amigo desde que me cambié de escuela, si, ya es mi amigo (: No puedo creer lo bien que nos llevamos, han pasado dos semanas desde que lo vi por primera vez en ese pasillo, &desde ese momento nos hablamos & vemos SIEMPRE, &Nuestra Gran amistad se desenvolvió esa misma mañana que me senté al lado de él en la clase de Música, hablamos demasiado &a veces me quedaba Hipnotizada con sus ojos Color Miel *-* & su perfecto cabello, supongo que él lo notaba pues se reía tímidamente, pronto supe que él era el Casanova de la Escuela , tenía una cita con una tal Selena, pero no puedo creer que la haya cancelado por ir al cine conmigo! Fue tan lindo de su parte, Recuerdo que me dijo <Ya casi ni me caía bien, es una Perfeccionista> En Fin, Nick ha llegado por mí para ir a la Escuela , desde que sabemos que vivimos a dos casas, Nos Vamos casi siempre Juntos. Gracias a que me Mudé (:
*Fin FlashBack*
Nick;
No lo puedo creer, ¿Qué hora es? 3:30 a.m. ¿Qué día es? ¡15 Julio! ¡Oh Por Dios! No lo puedo creer Hoy cumplimos Miley & yo Cuatro Años de Amistad, & en Unas horas, le daré la Mejor de las sorpresas…
*5 horas Después*
- Nick…No entiendo a qué quieres llegar con esto…-Dijo tratando de caminar con los ojos vendados-
-Shh, tranquila Hermosa…-¿Lista?
-Claro (:
- 1…2…3!
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